Sueño salud mental
¿Entendemos realmente los efectos de un adecuado descanso? Muchos culpamos a los alimentos o a la rutina por nuestra falta de energía y/o altos niveles de ansiedad; sin detenernos a reflexionar sobre la calidad del sueño que le damos a nuestro cuerpo y como éste podrá lidiar con los esfuerzos cotidianos; tan importante para mantener nuestra salud mental. Al no dormir bien, no se logra reponer la serotonina, sustancia que normaliza los estados de ánimo y tampoco es posible hacerlo con la dopamina, la que nos ayuda a mantener la energía.
Esto tiene como consecuencia inmediata hacernos blanco fácil del estrés y que el mismo tenga un efecto cadena en nuestro organismo.
Se dice que un adulto promedio tiene 10% menos de sueño que nuestros abuelos y aproximadamente de 60 a 90 minutos menos de lo recomendable.
Esta falta de sueño daña un cierto rango de funciones, por ejemplo, la regulación inmunitaria, el control metabólico y procesos neurocognitivos, como el aprendizaje y la memoria. Se dice que una buena noche de sueño tiene igual importancia que una dieta balanceada y hacer ejercicio con frecuencia para nuestro organismo. Dependiendo de cada persona, son entre siete a nueve horas las que se requieren para obtener un real descanso.
La Universidad de California en Berkeley y la academia de medicina en Harvard realizaron la primera investigación neurológica sobre que sucede ante la privación del sueño en las regiones cerebrales vinculadas a las emociones.
“Casi es como si, sin el sueño, el cerebro regresase a los modelos más primitivos de actividad, siendo incapaz de poner en su contexto las experiencias emocionales y de producir respuestas controladas apropiadas”, explica Matthew Walker, director del Laboratorio de neuroimágenes y del Sueño de la Universidad de California de Berkeley y uno de los autores del estudio.
El fenómeno se debe, según los resultados, a que la amígdala, la región del cerebro que alerta al cuerpo para lograr que se proteja en situaciones de peligro, pasa a trabajar con un nivel excesivo de actividad ante la carencia de sueño. Por consiguiente, esto entorpece la labor de la corteza prefrontal, que controla el razonamiento lógico, y se impide la descarga de sustancias químicas tranquilizantes, necesarias para calmar el reflejo de lucha.
Todo señala que el sueño contribuye a la regulación y el procesamiento emocional y al vivir en una sociedad donde los trastornos del sueño crecen cada día, no podemos ignorar que este es un aspecto a cuidar dentro del régimen de salud buscado, no solo físicamente, sino, principalmente mental y psíquico.